El testeo de productos, sistemas y servicios innovadores requiere recrear las condiciones más realistas posibles. Con esta idea nacen los living labs de movilidad urbana, como entornos de pruebas y validación.
La innovación es clave en el progreso económico y social de las ciudades. Cada vez más, se introducen en nuestros entornos urbanos innovaciones que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos que las habitan y tornan sus espacios más accesibles, equitativos y sostenibles.
En este sentido, y para hacer frente a los retos a los que se enfrentan las ciudades, se lleva desarrollando desde hace años un concepto que permite integrar a los usuarios y beneficiarios de los productos y servicios en el proceso de creación de los mismos, con el fin de cumplir los objetivos que fijan y alcanzar un mayor grado de satisfacción. Con la idea de la innovación abierta surgen los living labs, en distintas áreas y ámbitos, con adaptaciones concretas del entorno para su despliegue.
Una de las áreas en las que mayor desarrollo han tenido ha sido en movilidad urbana. Los laboratorios de movilidad urbana se basan en la idea de que la movilidad no es solo un asunto técnico o infraestructural, sino que implica dimensiones sociales, culturales, económicas y ambientales, que requieren un enfoque integral y transdisciplinar.
Con el objetivo de recrear las condiciones en las que se mueven y relacionan los ciudadanos de la forma más precisa posible, se han desplegado entornos de experimentación reales que sirven como bancos de pruebas reales de prototipos, servicios o productos innovadores y que integran a los usuarios de la movilidad en el proceso de validación y co-creación.
Estos espacios permiten, por un lado, adaptarse de forma precisa a las necesidades y exigencias de los usuarios; por otra, permite la colaboración entre todos los agentes mediante un proceso de innovación abierta, y supone de igual modo un acercamiento de la tecnología y la innovación a los ciudadanos.
Este tipo de espacios integran características que los convierten en infraestructuras de gran utilidad para la ciudad y para su ecosistema de innovación, por su cuádruple naturaleza, como:
- Espacios de aplicación de tecnologías disruptivas, para crear nuevos modelos de movilidad, optimizar los recursos existentes y generar valor social y económico. Innovaciones tecnológicas que integran las últimas tendencias en internet de las cosas, IA, blockchain y las relacionadas con los vehículos autónomos mediante la combinación de sensores, cámaras, radares, mapas y algoritmos que permiten percibir el entorno, planificar la ruta y ejecutar acciones concretas.
- Espacios de co-creación: donde participan y se involucran diferentes agentes del ecosistema de movilidad (administraciones públicas, empresas, las universidades, centros tecnológicos, organizaciones sociales y ciudadanos) en todas las fases del proceso de innovación, desde la identificación del problema, el diseño del proyecto, hasta la implementación y el seguimiento de las soluciones.
- Espacios de experimentación: a través de la implementación de metodologías ágiles y flexibles, se logra generar y validar ideas, prototipos y proyectos en entornos reales, con un enfoque de prueba y error, que favorece el aprendizaje y la adaptación continua.
- Espacios de innovación social: lo esencial es la búsqueda de soluciones que tengan un impacto positivo en la sociedad, tanto a nivel de los usuarios como de los grupos vulnerables o excluidos, y que contribuyan a los objetivos de desarrollo sostenible.
Por otra parte, los laboratorios urbanos de movilidad necesitan de un marco normativo y regulatorio específicos, que favorezca y permita el desarrollo de las actividades desplegadas, y que reconozca y legitime el valor y el impacto de las soluciones generadas para la sociedad.
Son numerosos los living labs urbanos que se desarrollan dentro de la Unión Europea. Ejemplo de ello es el Urban ICT Arena situado en la ciudad de la ciencia de Kista, en Suecia. Este espacio se ofrece para el testeo de proyectos de movilidad recreando el entorno urbano, con una adaptación de la infraestructura, testando proyectos de IoT, vehículos innovadores o desarrollos de conectividad 5G.
Otro ejemplo lo encontramos en Londres, Reino Unido, en el Smart Mobility Living Lab London, desplegado en vías públicas y privadas de Londres donde es posible validar innovación y tecnologías de movilidad y transporte en un entorno real y conectado.
En Grecia, el Smart Mobility Living Lab de Tesalónica, gestionado por el Instituto Helénico de Transporte y el Centro de Investigación y Tecnología Hellas es uno de los mayores living labs de Europa, en tanto que la ciudad entera es una plataforma de testeo de soluciones tecnológicas innovadoras en materia de movilidad, vehículos autónomos, soluciones de Smart City, etc.
En España, en el marco del proyecto Digizity, se ha desarrollado el primer living lab urbano de movilidad con el Entorno Relevante de Zaragoza.
Este living lab se ha desplegado a lo largo de 8km en la Línea 40 de autobuses de la ciudad operada por Avanza. El entorno se adaptó mediante pinturas de la vía, despliegue de sensores en marquesinas, tótems, en otros vehículos, y adaptaciones en los reguladores semafóricos para testar las funcionalidades del autobús eficiente, inteligente y conectado.
En una segunda fase, los ciudadanos fueron parte activa del proceso de validación y testeo del proyecto, donde se creó un servicio especial gratuito con el vehículo en el que se testaron los sistemas en operativa real. Hubo un total de 968 pasajeros repartidos en 125 viajes, con una alta valoración de la experiencia.
Los living labs de movilidad urbana permiten el testeo de soluciones innovadoras en condiciones reales en las ciudades y con la participación de los usuarios que acabarán siendo los beneficiarios últimos de los desarrollos
Novadays ha realizado el diseño y desarrollo del Entorno Relevante de Zaragoza, el primer o de su tipología en España, dentro del proyecto Digizity.